OLFATO: Intensa, fresca, misteriosa y sutil. Con aromas predominantes que recuerdan a campo, salvia, montaña, hierbas de monte bajo, manzanilla, florecillas blancas, lavanda y jara; sobre los cítricos y especiados, pimienta blanca y clavo. El alcohol aparece en un segundo término, con menor intensidad que el resto de aromas. En ninguno momento resulta ardiente.
GUSTO: En el gusto, los botánicos se manifiestan más allá de los cuatro sabores elementales, aportando percepciones de sequedad, con una mayor incidencia de sequedad de raíces, sensaciones minerales, de tiza y pizarra, de resina, con una vía retronasal donde vuelven a aparecer cítricos, esta vez algo melosos, limón escarchado, y toque final especiado de canela.
TACTO: En el ataque, aparece suave, envolvente, glicérica, con un tacto aterciopelado en el paso de boca y un sutil y elegante amargor en el final de boca.
Esta cata ha sido realizada con la ginebra pura. La cata de la ginebra diluida se ha desestimado ya que esta dilución se efectúa para que el alcohol no enmascare los aromas, y en el caso de la ginebra Monti no es necesaria pues el alcohol no enmascara el resto de aromas.